Los Premios Blázquez, que tradicionalmente organiza el Sevilla, se han terciado especialmente descafeinados este año, a pesar de que deportiva e institucionalmente las aguas estén más mansas. Los gestores se encuentran a la espera de que el futuro de la entidad se desenrede y la incertidumbre mantiene paralizados a todos.

Bueno, a todos, menos a Almeyda. El Sevilla FC cumplió ante Osasuna y eso hace que las aguas estén más que tranquilas en Nervión. El argentino trabaja con la mitad de su plantilla y le reza a todos los santos para ir recuperando efectivos de aquí a la visita del Espanyol para que todo se mantenga igual. El propio técnico ha reconocido que ha tenido que bajar las cargas de trabajo, viendo que al final iba a tener que salir a jugar él. Por delante tiene un derbi sevillano, un partido que te puede elevar, pero sobre todo hundir. Es por ello que el azuleño debe tomarse este descanso como una pretemporada, en la que pulir errores y empezar a hacer la carta de los Reyes Magos para que el mercado de invierno se porte bien. El problema es para Cordón, el cual sigue manteniendo su rol de hombre invisible.

Se viene un fin de año movido en Nervión y más de uno está jugando rápidamente sus cartas para no salir perdiendo, sea cual sea la resolución final. Del Nido Carrasco no esconde las propuestas que tienen por delante los accionistas, aunque es consciente de que él tiene poco o nada que decir por su escasa participación. Insiste el presidente en que tiene cerrado un mandato de seis años, aunque poca gente crea ya que va a cumplir con este periodo. No obstante, nadie dice que no tenga un plan B para seguir, coja quien coja el club.