Pasar mucho tiempo con una persona puede llevar a que establezcas una conexión profunda con ella, pero, por otro lado, puede darse la situación contraria, y que acabes desarrollando una sensación de cansancio y desgaste que hace que no puedas soportar a esa persona. Si a esta situación le añadimos la tensión y el peligro constante de estar en el País Vasco, con la acción de la banda terrorista ETA presente en cada informativo televisivo o de radio, pues los sentimientos y sensaciones pueden darse con mayor intensidad.

Los escoltas que protegían a concejales y otros cargos en el País Vasco pasaban todo el día con las personas a las que protegían, desde que se levantaban hasta que se acostaban, en su vida laboral, pero también la privada. Eso es un hecho y ya lo hemos ido contando en los primeros episodios del pódcast Escoltas: la sombra que me protegía de ETA.

Ahora, en el episodio 3, recién salido del horno, indagamos más en las relaciones que había en estos servicios de protección. Había escoltas que no soportaban a sus protegidos o que llevaban un ritmo de vida que les era impropio. Eso hacía que - en muchos casos- el servicio se convirtiera en un martirio.

Pero, como bien decimos en este pódcast, no todo son sombras. A veces un rayo de luz se asoma entre las oscuras nubes que definen el color de Euskadi a principios de los años 2000. Como si de la película El Guardaespaldas - de Whitney Houston y Kevin Costner- se tratara, también había historias de amor, y nos sentimos orgullosos de contar una de ellas en este nuevo episodio.

Lo que nos cuentan Gema y Orlando aporta una especie de salida de guion en este pódcast. No todo podían ser cosas negativas. A veces del horror también se sacan momentos buenos, y en ocasiones, todos ellos no se reflejan, porque el dolor suele ganar al amor en estos contextos tan difíciles.

Anímate a escuchar este episodio 3: Viviendo otra vida.