Anda el Betis quinto, con 20 puntos, bien posicionado en la Liga Europa y superado el primer trance en la Copa del Rey. El equipo apunta alto, muestra recursos y presume de ambición. La afición se adapta a la Cartuja como nueva morada, el protagonismo está bien repartido, Pellegrini agranda su leyenda con una impresionante regularidad y la felicidad se asienta en la zona continental. Llegamos a mitad de noviembre y aún no se ha abierto el mercado pero en Heliópolis se celebra un refuerzo: Isco está de vuelta.

Ya pueden hacer Fajardo y Ladrón de Guevara maravillas en el mercado de enero pero esto de contar los días para que llegue el Betis - Girona y se vea a Isco en la lista de convocados genera más ilusión que cualquier fichaje que pueda aterrizar. Hay que recordarlo: el Betis ha competido hasta ahora sin su mejor futbolista, que además es capitán y uno de los líderes del vestuario. Quítenle a otros conjuntos a un futbolista de estas características durante estos doce encuentros ligueros o en los cuatro europeos. Seguro que notan la ausencia. En el caso de Isco hablamos de un internacional con España, vigente máximo goleador del equipo en 2025 y con una ascendencia indiscutible sobre el campo, que se traslada a un fervor incondicional de la gente en la grada. Isco está de vuelta y esa es una enorme noticia.

Al jugador le brillan los ojos cuando habla de poder estar ante el Girona. Sonríe como un niño y deja la decisión en manos de Pellegrini pero como pidiéndole salir al patio aunque llueva un poquito. Como se ve en el documental que tan brillantemente ha rodado su pareja, Sara Sálamo, es capaz hasta de negociar los minutos para ello. Y lo consigue.

Isco está de vuelta y la Cartuja se levantará para aplaudirle ante el Girona. Lo que han de hacer sus compañeros es generar el marco para que su salida al terreno de juego sea cómoda. Llevar al encuentro a una situación como ante el Mallorca y el Olympique Lyonnais y que, con ventaja, pueda ir recuperando sensaciones. Es como volver a montar en bicicleta pero es que nadie lo hace como Francisco Román Alarcón Suárez.