El régimen de Nicolás Maduro está en tiempo de descuento. El próximo lunes está previsto que el Gobierno de Donald Trump declare al cártel de los Soles organización terrorista extranjera, si el Capitolio no lo impide.

Liderado presuntamente por el líder chavista, e integrado por la cúpula militar venezolana, el cártel de los Soles lleva años en el punto de mira de EE.UU. por ser uno de los principales grupos que trafican con drogas. Lo haría con la ayuda de otras organizaciones, como el cártel de Sinaloa y el Tren de Aragua, que ya han sido declaradas terroristas por Washington.

Este nuevo paso adelante de EE.UU. le permitiría atacar activos e infraestructuras vinculados a Maduro dentro de Venezuela, aunque Trump de momento parece no haber concretado si ordenará operaciones militares. Lo que sí tendría sobre la mesa el presidente son cuatro opciones para echar a Maduro de Venezuela.

También ha trascendido en los últimos días cuáles serían los objetivos de llevarse a cabo un ataque en territorio venezolano. Estos estarían relacionados con la fabricación y la distribución de drogas que llegan a EE.UU., y no afectarían a civiles.

Con la designación del cártel de los Soles como grupo terrorista, Trump estrecha el cerco y aumenta aún más la presión sobre Maduro, al que estaría dispuesto a ofrecer incluso una última posibilidad para dialogar una salida. Una negociación activa entre ambos países, pero sin resultados a día de hoy. Según el 'New York Times', el líder chavista se habría ofrecido a abandonar el poder en dos años, algo que rechazó EE.UU.

Mientras se toman decisiones en la Casa Blanca, el mayor portaaviones del mundo, el Gerald R. Ford, otra medida disuasoria de EE.UU., ya ha llegado a aguas del Caribe. Y el Ministerio de la Guerra, liderado por Hegseth, sigue atacando narcolanchas -ya va una veintena, lo que ha dejado alrededor de 80 muertos-.

Lo cierto es que Trump parece estar jugando a la ambigüedad, con declaraciones de las que luego se desdice, en una especie de guerra psicológica con la que buscaría forzar una implosión dentro del régimen chavista. Esto le evitaría tomar medidas más drásticas, cuestionadas por parte de la comunidad internacional.

Pero dejando a un lado los juegos de guerra del presidente de EE.UU., en la región también han sido noticia en la última semana la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Chile y el referéndum promovido por el presidente Noboa en Ecuador.

En las primeras, no ha habido casi sorpresas, pues han pasado a la segunda vuelta, prevista para el 14 de diciembre, la candidata oficialista, la comunista Jeannette Jara, que se enfrentará al derechista José Antonio Kast, candidato por el partido Republicano. La sorpresa ha sido el estrecho margen entre uno y otro, menos de tres puntos -de nuevo se han vuelto a equivocar las encuestas-, así como la debacle del centroderecha, liderado por Evelyn Matthei, que quedó en quinto lugar. Los pésimos resultados han encendido las alarmas sobre su futuro.

Ahora, tanto Jara como Kast tienen por delante cuatro semanas para ampliar sus apoyos. El derechista parece tenerlo fácil para ganar la segunda vuelta, pues tanto el libertario Kaiser como la conservadora Matthei ya se lo han confirmado. Está por ver qué hará el populista Franco Parisi, quien, de manera inesperada, logró casi el 20% de los votos, colocándose en tercer lugar.

Mientras tanto, quien se ha pegado el batacazo ha sido el presidente de Ecuador, Daniel Noboa, al que han dicho cuatro veces 'no' a sus propuestas, por lo que no se planteará una nueva Constitución -el país seguirá con la de Rafael Correa-, no regresarán las bases extranjeras a territorio ecuatoriano, no dejará el Estado de financiar a partidos políticos ni reducirá el número de parlamentarios.

Noboa había vendido la piel del oso antes de cazarlo y los ecuatorianos le han dado un baño de realidad. El presidente ya contaba con que EE.UU. pudiera reabrir bases militares en su territorio, vetadas durante el Gobierno de Correa. De hecho, la secretaria de Seguridad, Kristi Noem, ya había visitado en varias ocasiones el país.

La reacción de Noboa ante los resultados del referéndum ha sido inmediata: la remodelación de su Gabinete, en el que ha realizado siete cambios.

En cuanto a la COP30, esta se sigue celebrando en Brasil, salpicada por los escándalos y la geopolítica. Mientras la guerra de Ucrania se ha colado en la negociación de fondos para proteger los bosques tropicales, el canciller de Alemania ha provocado una crisis diplomática con el país carioca. En unas declaraciones durante un acto, Merz cuestionó a la ciudad anfitriona de la cumbre, Belém, al realizar una comparación desafortunada con Berlín.

El candidato republicano José Antonio Kast, quien obtuvo un 23,9% de los votos el domingo, y la abanderada del oficialismo Jeannette Jara, quien consiguió un 26,8% de apoyo, sólo tienen cuatro semanas para captar a los electores que quedaron sin representación en la primera vuelta presidencial. Entre todos ellos, los seguidores del populista Franco Parisi (19,7%), quien quedó en tercer lugar y fuera de la segunda vuelta, marcarán la diferencia.

El referéndum celebrado este domingo en Ecuador ha constituido un revolcón para el presidente Daniel Noboa, quien reelegido con claridad en abril creía que tenía capital político para lanzarse a profundas reformas del sistema.El «no» se impuso en las cuatro preguntas planteadas: la posibilidad de acoger bases militares extranjeras (ya se estaba en conversaciones con Estados Unidos); convocar una asamblea constituyente para sustituir la Constitución de 2008; eliminar la financiación pública de los partidos políticos, y reducir el número de asambleístas (de 151 a 73). El rechazo a las tres primeras preguntas rondó el 60%; en la última quedó algo por debajo de esa cifra.

El pasado sábado, centenares de personas se manifestaron en el Zócalo de Ciudad de México contra la inseguridad y la violencia que asola el país. Las protestas fueron convocadas por la Generación Z, pero a ella se sumaron otros colectivos de diferentes edades que reclamaron más medidas a la presidenta Claudia Sheinbaum, mientras otros pedían que dejara el cargo. La manifestación culminó con actos de violencia, que reprimió la policía mexicana, cuando algunas personas vandalizaron las vallas que rodeaban el Palacio Nacional, sede del Gobierno. Y se saldó con veinte civiles y cien agentes heridos, así como una veintena de detenidos. Ante el anunció de una nueva manifestación de la Generación Z este jueves, las autoridades han decidido cambiar y acortar el Desfile de la Revolución previsto para mañana.